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Chiari empoderado y ofuscado




Ante la multitud que le pedía armas para responder a la agresión de soldados y policías estadounidenses, el presidente Roberto Chiari, ofuscado, se asomó al balcón frontal del Palacio de Las Garzas e informó: “He roto relaciones con Estados Unidos”. Ese anuncio contuvo el dolor. Estalló el aplauso.


Eran las 11 de la noche del 9 de enero de 1964, calcula Edilsa Chiari Correa (1932), pariteña, asistente y secretaria personal del presidente.


Dentro y fuera del edificio, entonces sin cerca perimetral, había un tropel de personas, y llegaban informaciones desde el epicentro de los enfrentamientos y del Hospital Santo Tomás.


Chiari se dirigió a la teletepista, Vilma de Rodríguez, y le instruyó: “Escriba”, y le dictó, en lenguaje telegráfico, un mensaje dirigida al embajador en Washington, Guillermo Arango, instruyéndolo para que le informara a la Casa Blanca que nuestra república rompía relaciones diplomáticas. Asombro e incredulidad entre los presentes. Edilsa estaba a su lado y recuerda desencajado el rostro del ministro de Gobierno y Justicia, Marcos Robles, quien era el candidato presidencial oficialista ante las elecciones de mayo de ese año.


El círculo cero de Chiari se enteró en ese momento de la magna decisión, pionera y rara en el planeta: romper con El Coloso, hace 60 años más fuerte que ahora. “Lo decidió él solito”, garantiza, y le brillan los ojos como si quisiera jurar que expresa la verdad.


A prima noche, mientras estaba agitada la ciudad, un grupo de jóvenes del Instituto Nacional entregó la bandera rota al presidente. Fotografía que fue registrada en muchos países.


Al día siguiente, viernes 10, llegó la llamada telefónica desde la Casa Blanca. Quien respondió fue Edilsa.


Aunque había estudiado en EUA y dominaba el inglés, Chiari le indicó que le anunciara al presidente Lyndon Johnson que, en esa conversación iba a expresarse en castellano. “Dígale que no voy a hablar en inglés”.


Esa determinación le permitió dominar la conversación, valora.


Cuando Johnson le informa que enviará a uno de sus asesores de confianza, el subsecretario Thomas Mann, un empoderado Chiari le manifiesta su reivindicación: es necesaria “una revisión del tratado (de 1903), fuente de insatisfacción y situaciones lamentables, como las de ahora”.


Frente a la insistencia de Johnson de que debe detenerse la violencia en curso, el presidente panameño asiente y adiciona que los desórdenes han sido causados por la indiferencia e intransigencia de la contraparte.


En ese momento, se contabilizan 10 muertos y 200 heridos. La gesta terminó con 21 muertos y más de 500 heridos, todos panameños.


En junio de 1962, en una visita oficial a Washington, Chiari recibió del presidente Kennedy un ‘no’ a su propuesta de revisar el tratado bilateral de 1903. En contrapartida e inspirada en las siembras de banderas de 1958 y 1959, surgió la idea de que fuese izada la bandera panameña al lado de la estadounidense en 17 lugares públicos de la Zona. Fue compromiso de Kennedy, formalizado en un comunicado conjunto de la visita. El día de la inauguración del Puente de las Américas, ondeaban ambas banderas en uno y otro extremo. Desde 1960, la fórmula de dos banderas funcionaba en el Triángulo Shaler, frente a la Asamblea Nacional.


Solo en el Colegio de Balboa, padres y alumnos se negaban a izarla. Había mora de 9 días, según el plazo fijado en junio del año anterior.


Esa fue la razón de la marcha de 3.5 kilómetros de los institutores, desde Santa Ana a Balboa.


La represalia contra Chiari fue en el bolsillo: la Zona dejó de consumir el azúcar y la leche que sus empresas le proveían.



El autor es docente, periodista y filólogo


Rafael Candanedo

Miembro de Trinka

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